No hace falta que un ascensor se estropee del todo para que sepamos que algo no va bien. A veces es el ruido, otras ese movimiento brusco al frenar, o la sensación de que ya no está al día. Y sí, puede seguir funcionando, pero… ¿es seguro? ¿Gasta más de lo que debería? ¿Cumple con la normativa actual? Aquí es donde entra lo que llamamos modernización de ascensores.
En realidad, es más común de lo que parece. En España, hay un dato que llama la atención: cerca del 35 % de los ascensores en uso tienen más de tres décadas encima. Muchos de ellos siguen en marcha, claro, pero lo hacen con sistemas antiguos, poco eficientes y, en muchos casos, sin cumplir los requisitos que ahora exige la ley.
Y no, modernizar no es lo mismo que cambiar el ascensor entero. De hecho, en la mayoría de los casos no hace falta. Es más bien una renovación a medida, donde se sustituyen las piezas que ya no dan más de sí. Lo justo para mejorar seguridad, consumo, confort… y evitar problemas mayores a futuro. ¿Qué es la modernización de ascensores, entonces? Es eso: ponerlo al día sin desmontar todo desde cero.
Por qué modernizar un ascensor puede marcar la diferencia
La razón más evidente —y la más importante— es la seguridad. Hoy en día, los sistemas modernos incluyen sensores que evitan que las puertas se cierren cuando hay algo en medio, comunicación directa con los servicios de emergencia, frenos de doble sistema, nivelación precisa entre planta y cabina… No es solo un lujo. Es lo mínimo que se espera.
Después está el tema energético. Los motores antiguos consumen más. Mucho más. Cambiarlos por equipos de última generación, con imanes permanentes y variadores de frecuencia, puede recortar el gasto eléctrico de forma considerable. En algunos casos, hasta un 70 %. No es poca cosa.
Y luego está lo que se nota en el día a día: menos ruido, trayectos más suaves, esperas más cortas. Y si además se renueva la cabina —con iluminación LED, nuevos materiales, suelo antideslizante—, la experiencia mejora de arriba abajo.
¿Qué piezas se cambian en una modernización?
Hablar de modernización de ascensores implica entender qué partes se revisan. No se trata de una lista cerrada, pero sí hay elementos que suelen repetirse:
Sistema de control
Es el corazón del ascensor. Si está desfasado, todo lo demás se resiente. Modernizarlo mejora los tiempos, permite ajustes finos y puede conectarse con sistemas inteligentes o de domótica.
Motor y variador
Los nuevos motores sin engranajes son más silenciosos, consumen menos y duran más. Cuando se combinan con un variador de frecuencia, se consigue un desplazamiento suave y fiable.
Puertas
Este punto es clave, sobre todo si las actuales son manuales. Cambiarlas por automáticas, con sensores incluidos, es ganar en seguridad, accesibilidad y comodidad. Y en muchos casos, también en cumplimiento legal.
Cabina
No es solo una cuestión estética. Cambiar los acabados, instalar luces más eficientes, mejorar la ventilación o colocar pasamanos adecuados hace que usar el ascensor sea más cómodo, sobre todo para personas mayores o con movilidad reducida.
Parte eléctrica
Aunque no se vea, el cuadro eléctrico y el cableado son fundamentales. Renovarlos reduce el riesgo de fallos, evita apagones inesperados y garantiza que todo funcione como debe.
Comunicación de emergencia
Desde 2024, todos los ascensores deben incluir un sistema que permita hablar directamente con el exterior en caso de avería. Ya no es una recomendación: es obligatorio.
Qué dice la normativa (y por qué conviene prestarle atención)
Con la publicación del Real Decreto 355/2024, que incorpora la nueva ITC AEM 1, se establecen una serie de condiciones mínimas que deben cumplir todos los ascensores, también los antiguos. Esto afecta a los sistemas de seguridad, los controles de carga, los frenos, la comunicación… y más.
Si no se adaptan a tiempo, puede haber consecuencias. Desde sanciones hasta la inmovilización del equipo por parte de la administración. Por eso, saber bien qué es la modernización de ascensores ya no es solo un asunto técnico: también es legal.
¿Cómo saber si ya toca modernizar?
Hay señales que no siempre se tienen en cuenta, pero que son bastante claras. Algunas de ellas:
- El ascensor tiene más de 20 años.
- Todavía tiene puertas manuales.
- Hace ruidos que antes no hacía, vibra o se mueve de forma rara.
- Tarda en responder o falla con frecuencia.
- No es accesible para personas con movilidad reducida.
- Desentona con el resto del edificio, que quizá sí ha sido renovado.
Si reconoces más de uno de estos puntos, seguramente ha llegado el momento de plantearse una modernización. No se trata de un gasto innecesario, sino de una inversión real en comodidad, seguridad… y hasta en valor inmobiliario.
¿Hace falta cambiarlo todo?
No necesariamente. A veces basta con actuar sobre algunos componentes clave, y con eso ya se consigue una mejora significativa. En otras situaciones, sobre todo cuando el ascensor es muy antiguo, sí puede ser recomendable una renovación total.
En cualquier caso, una de las ventajas de la modernización frente al reemplazo completo es que se puede aprovechar buena parte de la infraestructura. Eso reduce costes y acorta los plazos de obra, algo que siempre se agradece cuando hay vecinos o actividad en el edificio.
¿Cómo es el proceso?
Aunque puede variar según el tipo de instalación, lo habitual es seguir estos pasos:
- Inspección inicial por parte de un técnico, que analiza el estado general del ascensor.
- Propuesta técnica, que indica qué conviene renovar.
- Presupuesto cerrado, con costes y plazos claros.
- Ejecución, donde se cambian los componentes y se hace la puesta al día.
- Verificación final, para asegurar que todo cumple con lo exigido por la normativa.
Y lo más importante: que lo haga una empresa especializada, con experiencia real. Porque al final, lo que se pone en juego no es solo un aparato, sino la seguridad de quienes lo usan todos los días.
¿Existen ayudas públicas?
Sí. Varias comunidades autónomas tienen activas líneas de subvenciones para este tipo de intervenciones, sobre todo si implican mejoras en accesibilidad o en eficiencia energética. Vale la pena revisar estas opciones, ya que pueden reducir bastante el coste final del proyecto.
El impacto en la revalorización del edificio
Un ascensor antiguo puede restar valor a un inmueble, aunque el resto esté impecable. En cambio, uno que ha sido modernizado —que cumple con la normativa, es cómodo y se ve actual— mejora la percepción del edificio y puede incluso influir en el precio de las viviendas.
Y no es solo una cuestión de imagen: también demuestra que la comunidad está al día, que cuida su patrimonio y piensa en el bienestar de todos los vecinos.
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